Me encontraba caminando sin dirección alguna, simplemente caminaba sumergida en mis pensamientos, cuando de repente perdí la orientación de donde me hallaba…Intenté por mí misma no perder el control ni que el pánico se apoderará de mí. En mi interior un cosquilleo empezó a apoderarse de mí, empecé a notar algo extraño en el ambiente, poco habitual, como si permaneciera dentro de una burbuja.
A paso ligero y con precaución, mucha precaución seguí avanzando hacía adelante para ver si hallaba alguna señal que me indicara dónde estaba; y no muy lejos la encontré. Vi una puerta y guiada por mi instinto, avance hasta encontrarme frente a ella…No sabía si abrirla o no, en verdad tenía miedo; lo reconozco.
Al no tener otra opción; la abrí y cual mi sorpresa que al traspasarla me hallé en otra dimensión. Me hallaba vestida de blanco, con un vestido que me caía hasta los pies, largo y hermoso y a mi lado un hermoso ser de mirada profunda y hermosa con unas enormes alas negras.
Quedé prendida de amor por él, me enamoré a primera vista de sus inmensos ojos clavados en mí. Aunque tenía miedo, a la vez no quería desprenderme de él…dentro de mí quería conocerlo, quería saber su nombre y el porqué estaba detrás de esa puerta, esperándome.
Me sentía confundida. Y atraída.
Vivimos un amor apasionado y frenético. Le entregué mi cuerpo y mi alma…presa de un amor que nunca había sentido. Era su esclava, su amante y compañera por siempre o eso creía..Experimenté las fantasías jamas contadas, un éxtasis recorría mi cuerpo, un frenesí incontrolable. Su mirada me devoraba todo mi ser y yo me entregaba a el sin miramientos, como nunca me había sucedido con ningún otro ser…porqué sabía, podía percibir que el era especial. De otro mundo. Y yo me sumergí en su dimensión.
Una noche nos encontrábamos en la cama, cuando le miré a los ojos y supe que había llegado la hora de decidir…la de entregarle mi corazón, ser esclava por y para siempre o la de abandonar la dimensión y seguir con mi vida o perderle para siempre…Una lágrima de sangre se desprendió de su mejilla y se desprendió de mi mano…
Caí en un profundo vacío. Creía morir. Sentí mucho dolor, le había perdido para siempre y sabía el que me amaba y yo él, pero no eramos de mundos iguales y yo no podía pertenecerse…Todavía. Debía seguir viviendo. Entonces me vi transportada en una profunda oscuridad cuando lentamente pude ver una diminuta luz y abrí los ojos.
Estaba en la cama de un hospital…había regresado a mi mundo. Estaba viva y me dolía en el alma no poder verle de nuevo…aunque ambos sabíamos que todavía no había llegado mi hora de estar con el.
Debía seguir viviendo.